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La atemporalidad del ladrillo: sus beneficios en la construcción


Con más de 11.000 años de historia, el ladrillo es uno de los materiales de construcción más antiguos. Es más, reemplazando los bloques de barro secados al sol, los romanos fueron los primeros en experimentar con masas de arcilla cocida en nuevas formas constructivas como arcos, bóvedas y cúpulas. Si bien las dimensiones y métodos de fabricación de este pequeño módulo han evolucionado a lo largo de los años, sus componentes y clásica forma rectangular han experimentado pocos cambios, en especial considerando su larga historia. La explicación es simple: el ladrillo, con su calidez, versatilidad y destacadas propiedades estructurales, es un material atemporal que no pasa de moda.

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De un recurso natural a un bloque de alto rendimiento

El ladrillo se elabora a partir de la arcilla, materia prima que abunda en la tierra y se extrae directamente de ella. Una vez mezclada con agua, moldeada y extruida, forma el producto final y se somete a un proceso de secado y cocción, adoptando su resistencia mecánica en una variedad de estilos y dimensiones. Gracias a su textura y color natural, es común que estos se utilicen a la vista, formando una masa compacta o diversas composiciones mediante la rotación, desplazamiento o entrelazado de bloques.

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¿Por qué preferir el ladrillo antes que otras soluciones constructivas?

En comparación a otros sistemas constructivos, el ladrillo cerámico posee una serie de ventajas que lo hacen especialmente atractivo. En conjunto, estas se pueden agrupar en 4 ejes: durabilidad, acondicionamiento térmico y acústico, sustentabilidad y resistencia al fuego.

Durabilidad

Dado que las partículas de arcilla se fusionan durante el proceso de cocción, el ladrillo posee una alta resistencia al paso del tiempo, al impacto y a la humedad. Por lo mismo, es uno de los materiales de construcción más duraderos, lo que se evidencia en las innumerables obras coloniales que hasta hoy se mantienen en buen estado. En la actualidad, la fabricación industrial ha incrementado aún más su calidad, resistencia estructural y durabilidad, permitiendo obtener productos cuyo comportamiento incluso sobrepasa los requisitos establecidos por la normativa.

De este modo, las construcciones de albañilería pueden fácilmente alcanzar una vida útil que supera los 100 años. Se suele recomendar, sin embargo, una mantención mínima. Por ejemplo, en edificios con ladrillo a la vista, esta consiste en proteger los muros cada 5 a 10 años con un tratamiento Hidrorrepelente incoloro que evita la absorción de agua lluvia.

Acondicionamiento térmico y acústico

Gracias a su elevada masa térmica, construir con ladrillos puede ayudar a reducir las fluctuaciones de temperatura. No obstante, en zonas que exigen mayor acondicionamiento térmico, existen soluciones que se adosan fácilmente al muro de albañilería como elementos de aislación y terminación interior o exterior.

Sustentabilidad

Si bien su producción emite más CO2 que la madera, el ladrillo puede ser sinónimo de sustentabilidad. Su ingrediente principal, la arcilla, es un recurso natural abundante, lo que implica que es intrínsecamente ecológica y respetuosa con el medio ambiente, sin contener componentes complejos ni productos químicos. Además, ya que pueden durar un tiempo indefinido, los ladrillos pueden reutilizarse y reciclarse una y otra vez, evitando la generación de escombros, permitiendo devolver el material a la tierra y aportando a un desarrollo circular. En muchos casos, estos se desmenuzan o trituran para generar elementos de jardinería, o bien se mezclan en ladrillos nuevos para minimizar el uso de arcilla.

Resistencia al fuego

Otra cualidad que distingue al ladrillo cerámico es su alto poder de resistencia al fuego, cualidad que se logra durante el proceso productivo (su cocción alcanza temperaturas de hasta 920°C). Además, en el caso de incendios, los bloques cerámicos no emiten gases perjudiciales para la salud humana, convirtiéndose en un material seguro y confiable que es ideal para viviendas.

Sin perder su belleza, elegancia y calidez estética, el ladrillo ha demostrado a través de los años que es una solución constructiva de excelente rendimiento. Incluso en un contexto actual, donde la arquitectura tradicional se enfrenta a nuevas tecnologías y materiales innovadores, este pequeño y simple módulo rectangular demuestra que su calidad sigue siendo incomparable. Sin duda, cuenta con una larga trayectoria, pero su historia aún se escribe.  

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